Cuando entramos en edad adulta parece que eso de jugar pasa a mejor vida. Es verdad, ya no tienes 10 años, pero seguro que más de una vez, mientras esperas el bus o estás en la sala de espera del médico, matas el tiempo con algún juego del móvil. Seguro que no es a lo único que juegas en tu día a día. Revisa las apps de tu móvil, porque te va a sonar mucho de lo que vas a leer.
Cuando sales a correr conectas esa aplicación a la que estás enganchado para ver si superas a tus amigos. Usas el móvil para cambiar tus hábitos diarios, o entras en una web de vez en cuando para compartir opiniones sobre restaurantes u hoteles que visitas. O del colegio de tus hijos te han sugerido el uso de una plataforma para que repasen algunas materias como las matemáticas. Todas estas acciones tienen un denominador común: la gamificación.
La gamificación es el uso de técnicas, dinámicas y elementos propios de los juegos en actividades no recreativas. Se aplica, fundamentalmente, para potenciar la motivación y reforzar la conducta con el objetivo de mejorar la productividad u obtener una respuesta concreta -y positiva- por parte del usuario.
Tipos de gamificación hay muchos, pero podemos clasificarlos en dos grupos. Por un lado, Las técnicas mecánicas se centran en la recompensa que obtiene el usuario/jugador al alcanzar objetivos. Ejemplo de este tipo de técnica son la acumulación de puntos, estado de niveles, obtención de premios, regalos, clasificaciones o desafíos. Por otro lado están las técnicas dinámicas, que inciden en la motivación del usuario/jugador para jugar y seguir adelante para alcanzar sus objetivos. La recompensa, el estatus, logro y competición, entre otras propuestas, están dentro de este grupo.
Acumular descuentos por compras, usar un determinado transporte por el que luego te recompensan, comprar en una tienda específica y que te hagan un regalo el día de tu cumpleaños, afiliarte a una web para probar productos y devolver tu opinión… En el fondo seguimos siendo esos niños que disfrutaban ganando partidas, obteniendo premios o siendo el mejor de la clase. Cualquiera de nosotros es, de uno u otro modo, un jugador en su día a día. Eso sí, no todos los mortales somos iguales -¿a quién hay que dar las gracias?- ni todos tenemos el mismo perfil como jugador.
Existen cuatro tipos de jugadores básicos: triunfador, social, explorador y competidor. ¿Con cuál te identificas?
- Triunfador, sólo quieres conseguir los logros que te plantean y superar los retos: tú no has venido aquí a jugar, tú has venido a ganar.
- Social: te encanta encontrar gente con tus mismos intereses y compartir experiencias: el que juega para pasarlo bien y disfruta de la experiencia.
- Explorador: te encanta descubrir lo desconocido. Tu premio es el proceso.
- Competidor: eres el mejor y te encanta demostrarlo. Quieres ganar, y quieres que lo vean.
Gracias a la gamificación se motivan buenos comportamientos a través de la diversión. Y el aprendizaje adquirido es mucho más profundo. Así se genera un interés por el producto o servicio de forma natural, ya que la recompensa que tienes es experimental.
Atrás van quedando los tiempos en el que las marcas perseguían a los usuarios para conseguir un consumo sin razón. Ahora, las marcas atraen a los consumidores, recompensándolos y estableciendo un diálogo, haciendo que la imagen de marca penetre mucho más al ofrecer un valor añadido.
Xiaomi, que recientemente ha abierto una tienda en España, llevan mucho tiempo potenciando su marca y haciendo partícipes a sus usuarios de todo el mundo a través de su aplicación Foro Miui (Mi Community para España). A través del formato foro, establece concursos para los Mifans (usuarios de cualquier dispositivo móvil de Xiaomi). De esta forma interacciona directamente con sus clientes, les ofrece contenido exclusivo a cambio de sus opiniones, y recompensan con experiencia a medida que acceden de forma diaria al foro. En algunos casos, estos mismos usuarios acaban por convertirse en gestores de la comunidad.
Otra forma de acceder a productos y servicios es posible, y también lo es, por tanto, otra forma de atraer y fidelizar al consumidor. La clave está en la experiencia, que es clave en la gamificación, y que está ganado terreno en ese mundo siempre por redescubrir que es la estrategia marketiniana. Un mundo en el que, como no, siempre nos quedará jugar.